HOY ES LA PRESENTACIÓN DEL MARCO DEL SISTEMA CURRICULAR NACIONAL- TERCERA VERSIÓN PARA EL DIALOGO-
( aporte gracias a la Lic. Olga Cayllahua)INTRODUCCIÓN. El Perú del siglo XXI se nos presenta como un país rico en diversidad, en constante crecimiento económico y habitado por gente tenaz, perseverante y creativa. Estamos, pues, en un momento trascendental de nuestra historia; más que nunca requerimos una educación que forme personas capaces de convertir ese potencial en oportunidades de desarrollo y progreso para todos. Personas que, desde la diversidad que nos caracteriza, hagan suyo el compromiso por fortalecer nuestra identidad, la defensa de la democracia como la manera deseable de vivir y la convicción de la necesidad de gobernarnos a nosotros mismos. Una educación que ad portas del bicentenario de la independencia nacional asume el desafío de habilitar a ocho millones de niños, niñas y adolescentes para que sean protagonistas del desarrollo integral de nuestra sociedad. Asimismo, no podemos olvidar en estas aspiraciones al cuarto de millón de jóvenes y adultos que esperan completar su formación escolar en búsqueda legítima de mayores y mejores oportunidades.
Ser protagonistas activos en el desarrollo humano de un país como el Perú exige de sus jóvenes generaciones competencias para actuar con mucha creatividad sobre realidades complejas, cambiantes y extremadamente dinámicas. Estas condiciones retan de manera frontal a la educación peruana en todos sus niveles y modalidades en una verdadera gesta sin precedentes en nuestra historia.
Una primera respuesta a estos desafíos tuvo lugar en el Perú desde fines del siglo XX a través de una reforma del currículo escolar; fue un gran esfuerzo que trajo consigo nuevas y exigentes expectativas con énfasis en las competencias y capacidades necesarias para desenvolverse con solvencia en los nuevos escenarios de la época. En este sentido, esta reforma legó un cambio sustantivo en el enfoque pedagógico que había sido hasta entonces la base del currículo escolar. Tenemos así que este proceso buscó:
1. Dejar atrás la enseñanza memorística –de muy larga tradición en nuestro sistema– centrada en la repetición mecánica de la información para empezar a demandar a las escuelas el aprendizaje de competencias necesarias para actuar sobre la realidad haciendo uso reflexivo y creativo de los conocimientos.
2. Desterrar la enseñanza estructurada sobre la base de múltiples asignaturas –tantas como ciencias existen– para proponer en su lugar áreas de desarrollo, es decir, conjuntos de contenidos relacionados entre sí. Todo esto sustentado en la convicción de que estos tiempos demandan despliegues tan complejos como la realidad misma.
3. Ofrecer mejores oportunidades para que los estudiantes conquisten aprendizajes significativos, no en un año, sino en dos y a la luz de los ciclos. Del mismo modo, y en esta misma línea, se asumió con valentía la promoción automática para el primer grado de primaria.
4. Promover, aunque con menos éxito, una evaluación cualitativa de competencias, sobre todo, en la educación primaria. Es decir, se buscó instaurar un sistema de evaluación centrado en desempeños reales en lugar de las estereotipadas prácticas asociadas a la simple repetición y a señalar la respuesta correcta. 5. Incorporar de manera mucho más asertiva el uso apropiado de múltiples tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las aulas.
Este importante legado curricular, irreversible en gran medida, debe suscribirse y continuar en desarrollo; se requiere establecer ajustes al trecho ya avanzado y al mismo tiempo asumir una dimensión mucho más profunda y actualizada a estos tiempos.
Por otro lado, debemos considerar que en el año 2007 se plasmó, en el Proyecto Educativo Nacional (PEN) la necesidad de dar un paso adelante y transitar de una política rígida basada en un currículo único nacional, a otra basada en un Marco Curricular Nacional común a todos los peruanos. Este cambio paradigmático supuso avanzar hacia un currículo menos denso, más claro y más coherente entre lo que se deseaba y lo que se conseguía en las aulas.
Además, el PEN crea las condiciones –por primera vez en el Perú– para generar planteamientos curriculares regionales que reflejen con mayor propiedad los desafíos sociales, culturales, pro-ductivos y laborales de cada ámbito territorial. Del mismo modo, estos esfuerzos estuvieron orientados a complementar y contextualizar los aprendizajes comunes contemplados en el Marco Curricular Nacional. En este sentido, se plantea como posibilidad asegurar el logro de los aprendizajes comunes en un marco de expectativas regionales. Se articulan así las demandas nacionales y locales con el fin de ofrecer una respuesta pertinente al desarrollo económico, la equidad, la justicia social, la democracia, la eficiencia, la diversidad cultural y a la propia descentralización del Estado.
Aún más esta educación, que todos queremos como país y que se refleja en los aprendizajes fundamentales que bien consagra el Marco Curricular Nacional, es compatible con los horizontes pedagógicos que el mundo se ha propuesto en el contexto de los acuerdos, foros y recomendaciones de la UNESCO a propósito del cambio de siglo. Al mismo tiempo, el Marco Curricular Nacional guarda una estrecha vinculación con los principios y fines de la educación seña-lados por la Ley General de Educación, así como con el tipo de aprendizajes que destaca la política 6 del PEN (mapas de progreso como estándares nacionales de aprendizaje).
Ahora bien, una política curricular orientada a impulsar el tránsito de la educación escolar al desarrollo de competencias supone un cambio cultural de gran trascendencia. Por eso, la sociedad en su conjunto debe comprometerse con hacer realidad una escuela que enseñe lo que sus hijos necesitan aprender hoy. Una escuela que forme personas y ciudadanos competentes para entender, pensar y transformar la realidad de manera lúcida, colaborativa y comprometida; ello precisa una sociedad que demande con convicción y energía.
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